¿Qué pretende este blog?


Mi blog pretende realizar una crítica, lo más completa posible, de los principales hoteles europeos, así como proporcionar instrucciones y usos de protocolo y buenas maneras tanto a los profesionales del sector como a los huéspedes de los establecimientos. Como se observa, todo está basado en la independencia que me caracteriza, no perteneciendo a ninguna empresa relacionada con este mundo. Soy un consultor independiente. Personalmente he visitado cada uno de los locales de los que hablo en este blog.
Es mi capricho, del que llevo disfrutando varios años y quiero poner mis conocimientos y opiniones a disposición de todo aquel que quiera leerlos.
La idea surgió al no encontrar nada en la red - ni siquiera en inglés - sobre auténticas críticas de hoteles, al margen de comentarios de clientes enfadados que "cuelgan" sus quejas en distintas webs como un simple "derecho al pataleo" sin intento alguno de asesorar, construir o mejorar.
Muchas gracias por vuestra atención y colaboración.

jueves, 27 de mayo de 2010

Capri Palace Hotel and Spa









Web
Se merecía un cambio y mi enhorabuena al nuevo diseño web de "Capri Palace", estrenado esta temporada. Dinámico, agradable, repleto de información, fotografías muy conceptuales -hablan por sí solas-, muy artístico en definitiva. En suma, define fielmente el concepto que este maravilloso hotel de Capri quiere dar a conocer. Las reservas las tienen contratadas con "yourreservation", otras veces ya he hablado de ellas. Con solo cinco minutos navegando por su web te transporta a la isla más encantadora del Mediterráneo rodeado de clase y "saber hacer" del "Capri Palace".

Reserva
Como ya conocerán mis lectores asiduos, soy un enamorado de la Costa Amalfitana. Y, particularizando más, Capri es mi lugar preferido. Cuando visito cualquier zona de la costa de Nápoles, siempre le hago una visita a esta pequeña isla llena de encanto y "glamour".
En esta ocasión me propuse conocer el hotel que nos ocupa. Como, casi siempre, utilicé la central de reservas del hotel, "The Leading Hotels of the World", para formalizarla. "Capri Palace" pertenece a su vertiente "Small". El trato es esquisito, puedo hablar en castellano y yo mismo puedo gestionar la reserva al pertenecer a "The Leaders Club".
Reservé una habitación "Deluxe con piscina privada". Me acogí a la tarifa "Great Affordables" que incluía "buffet breakfast" y una botella de vino a la llegada.

Check-in.
Un señor uniformado a lo capitán de barco venido a menos, con su gorra de plato y su cigarro en la boca esperaba en el puerto de Marina Grande a que desembarcáramos del batiscafo que nos acercaba a la isla. Sostenía un letrero con el logo del hotel y gritaba su nombre para que los clientes nos acercásemos a su lado. Sólo éramos dos los viajeros de ese barco con destino al hotel. Nuestro capitán nos acompañó al Minivan Mercedes donde el "chauffeur" con el aire acondicionado conectado nos amenizó con unas toallitas frías de Bulgari y unos refrescos. El coche se puso en marcha. Anacapri queda situada en lo alto de la isla y el trayecto es muy escarpado por las carreteras -por llamarlas de alguna manera- que llevan a ella. Al tomar las curvas de 180 grados debes dejar paso antes pues dos coches no caben. Primero dejas Capri y después del zigzagueante camino, llegas a Anacapri y al "Capri Palace". No más de diez minutos.

El túnel de entrada al hotel es espectacular. A la derecha vas viendo un largo muro de mármol tallado y sus ventanas permiten contemplar la parte sumergida de la piscina del Spa. Ves las piernas de los bañistas agitándose para mantenerse a flote y el color azul lo envuelve todo.
Ya en el hall, un gran jarrón de cristal con más de 30 largas cañas de bambú es lo primero que te encuentras. La recepción, al fondo junto al "concierge".
Fue una entrada rápida, cordial y muy atenta. Una persona del "staff" nos acompañó a la habitación para explicarnos sus pormenores, incluido el uso de la piscina. El botones ya había depositado el equipaje. La habitación, muy blanca, espaciosa con cama con dosel, estaba separada como en dos estancias por un taquillón no muy alto. Una pequeña sala de estar daba a un cristal de puerta corredera donde estaba el jardín y la piscina (no de agua caliente). Al ser mayo, aún daba un poco de "repelús" entrar pero me atreví. Ahora ya las han climatizado. Buena idea.
El baño muy amplio con generosas "toiletries" Bulgary, ducha con mucha presión, mampara de cristal y un lavabo grande en mármol travertino. Una bandeja con cremas solares y "aftersun" de cortesía, no me acuerdo de qué firma, se encontraba encima del taquillón. Equipo de música y televisión de plasma.

Podría extenderme varios folios hablando de este hotel pero voy a intentar hacer un ejercicio de concreción y síntesis.

  The Beauty Farm






El Spa del Capri Palace no es sólo eso. Es una auténtica clínica médica que cuenta entre su equipo con un cardiólogo y una graduada en Nutrición Humana y Dietética. Todos dirigidos por el Dr. Francesco Canonago. Son múltiples los tratamientos enfocados a prevenir enfermedades cardiovasculares, varios los chequeos médicos que realizan y -ante todo- un servicio de hotel de lujo que no tiene nada que ver con el trato frío de un hospital.
Dicho esto, "The Beauty Farm" es un gran remanso de paz. Su piscina de talasoterapia es la más hermosa que he visto nunca. De hecho, no tengo dudas al afirmar que, después del Spa del Gran Hotel Bahía del Duque Resort de Tenerife, es el mejor Spa en el que he estado.
Mis lectores conocen la aversión que tengo a introducir fotos en mis textos. Esta vez, con permiso del hotel no puedo dejar de mostrar esta. Pueden ver más en su web.

Nótese los ventanales de la derecha que dan al túnel de entrada al hotel.



Y esta es la foto que refleja la entrada al hotel. Las ventanas son las mismas que vemos en la foto anterior en el interior de la piscina. Asombroso.


Por último un detalle.



L´Olivo Restaurtant
Dirigido por el alemán Oliver Glowig es, sin duda, el más reconocido de Capri. De absoluta y deslumbrante cocina mediterránea, Oliver, aparte de conseguir la ansiada segunda estrella michelín, se ha apartado de la manida cocina italiana internacional hasta llevar a "L´Olivo" a ser considerado como lugar de referencia, independiente pero consustancial al hotel. Casi le hace sombra a "Rosellinis" del "Palazzo Sasso", también con dos estrellas y a "Don Alfonso" de Sant´Agata Sui Due Golfi (cerca de Sorrento) que esta temporada adelgaza quedándose con dos michelines perdiendo el tercero. Sin duda, son los tres templos gastronómicos de la Costa Amalfitana.
La cristalería es de Murano firmada por "Carlo Moretti" y la iluminación del local es excepcional. Han cuidado hasta los más mínimos detalles.

The Artist´s Bar
Situado en un ala del hotel, es el lugar indicado para tomarte un aperitivo antes de almorzar o un cóctel después de cenar. Presidida su entrada por una enorme obra del controvertido Allan Jones, es mi lugar favorito del hotel. Hablando de obras de arte, el hotel en sí es una auténtica galería con obras de autores tan reconocidos como el propio Jones, Pomodoro, Chiosi, De Chirico, etc. Si les apetece, pídanse un mojito -con ron blanco, claro-.

Entrada a The Artist´s Bar presidida por un Allen Jones.



Beach Club "Il Ricio"
Es la última adquisición del "Capri Palace". Con ella, desbanca -a mi parecer- a los otros dos hoteles de la isla que pueden imitarle, el tradicional "Quisisana" , en el centro de Capri, y el nuevo y coqueto "JK Place" cerca de Marina Grande.
A "Il Ricio", muy cerca de la cinematográfica "Grotta Azzurra", puedes acceder tanto en coche como en barco. Suspendido en la roca, cuenta con un magnífico restaurante dirigido por el joven chef Andrea Migliaccio, un bar y un solarium con las mejores vistas que pueda imaginar y cómodas tumbonas y cabañas.

Check-out.
Déjenme decirles algo. Intento no ser victimista pero los españoles, por desgracia, tenemos "mala fama" en el resto de Europa. Hablo en líneas generales. Fue el único inconveniente que tuvimos. Mientras bajábamos a recepción, dimos la orden de que llevaran las maletas a la Minivan que nos devolvía al puerto. Una vez comprobada la factura -todo estaba correcto- procedí a pagar con mi tarjeta de crédito y ¡Horrible! no pasaba. Le di la otra y tampoco. Mi acompañante le dio la suya y tampoco. El fracaso estaba asegurado. No me gustaron los modales, y nunca me han pedido perdón. No importa pero marcaron en el cobratarjetas el número y ya está. No fue para ponerse así.
Me preguntarán cómo pudo suceder tal coincidencia de que tres tarjetas no funcionen. Pues al poco tiempo me di cuenta de que un clip pisabilletes que tenía las inutilizó porque tenía un imán muy fuerte. Pasamos unos minutos muy embarazosos.

Salvando este inconveniente, no puedo más que piropear a todo el personal del hotel y animar a visitar este templo del buen servicio, del relax y de la gastronomía.



jueves, 20 de mayo de 2010

El lujo de los pequeños detalles



Algunas veces puedo dar la sensación de ser un fanático del lujo y de la ostentosidad, nada más lejos de la realidad. Tan sólo quiero huir de lo vulgar. Decía Chesterton que vulgar es estar delante de algo increíble y maravilloso y no darse cuenta de ello. Pues bien, ese es mi lema y, para conseguirlo, afirmo que no hay nada mejor que cuidar particularmente los pequeños detalles de todo lo que nos rodea. Concretamente, en el tema que trata este blog, puedo llegar a demostrar que un hotel de lujo no es el que tiene la grifería bañada en oro sino el que cuida hasta la saciedad la perfección en los pequeños detalles, sobre todo de servicio, de su cometido.

Para muestra, voy a relatar algunos puntos que, a simple vista, pueden pasar inadvertidos pero demuestran lo dicho anteriormente y que, creo, deben ser tenidos en cuenta por los grandes hoteles.

1.- Al hacer el check-in en un hotel, hay que devolver al cliente inmediatamente su documento de identidad. La fotocopia debe hacerse al instante y no vale que el botones suba a la media hora a entregarlo o, lo que es peor, que a la salida del hotel, nos peguen un grito llamándonos para recogerlo en recepción.

2.- Muy al hilo de lo anterior, es un detalle muy de agradecer, llamar por teléfono antes de entrar y molestar en la habitación. Por ejemplo, si hemos venido en coche y nos lo aparca el portero, mejor que nos llame antes de plantarse en nuestra habitación para devolver las llaves. La hora después del check-in es intensa, donde, salvo que haya servicio de mayordomía para deshacer maletas, te encuentras en esa labor, te duchas, cambias de ropa, etc. Es muy molesto en esos instantes que te interrumpan para entrar en tu cuarto.

3.- La camarera de habitaciones debe estar segura de que no hay nadie en la habitación para proceder al servicio de "turn-down" o segunda entrada a la habitación. Es conveniente ayudarla con los colgadores que penden del pomo de la puerta.

4.- A la hora de hacer la cama por parte del servicio del hotel, hay que tener en cuenta que el "remeterlas" muy apretadas entre sí, hasta el punto que tienes que ser Rambo para poder abrir la cama, es propio de hostales baratos. La cama debe estar bien hecha y debe abrirse suavemente.

5.- El extremo opuesto también es de hotel de barrio, es decir, utilizar un edredón nórdico y dejarlo caer como si lo hubieran tirado de un tercer piso. Salvo en países escandinavos, los europeos estamos acostumbrados a dormir con sábanas y mantas. Solo los idiotas se tapan con el cubrecama; pieza esta que solo sirve para embellecer mientras no dormimos.

6.- A la hora del desayuno, en la mayoría de hoteles suele ser tipo buffet, los camareros deben estar pendientes de retirar los platos que se hayan utilizado en la mesa y que estén vacíos, de tal forma, que los comensales estén cómodos a la hora de volver a coger otro y no se tengan que ver en la difícil tesitura de poner varios platos uno encima de otro, cual número de circo. El camarero debe estar también atento para reponer algún cubierto si en la retirada del plato se encontraba el antiguo.

7.- Los camareros, con la elegancia del que parece que no lo está haciendo, deben mirar a los ojos de los clientes por si ellos requieren su llamada. A mi juicio es la Regla de Oro del buen camarero. Los malos camareros siempre miran hacia abajo porque saben que, de esa manera, será más difícil conseguir que el comensal capte su atención y, por tanto, trabajarán menos; o eso creen ellos. El llamar a un camarero a gritos, o lo que es peor, con un chasquido de dedos, solo cabe en mentes depravadas absolutamente repletas de vulgaridad.
En este punto quiero comentar lo que me acaeció en The Ritz London. Estar en los pequeños detalles no es una tarea conquistada para nadie y requiere un esfuerzo diario de profesionalidad.
Me sucedió que en el último desayuno antes de mi partida, no se encontraba el jefe de sala y los camareros no estaban supervisados mientras mi acompañante y yo disfrutábamos en el precioso "dinning room" del hotel. Pues bien, a diferencia de lo que había sucedido días atrás, hubo un momento en que tardé más de tres minutos en que un camarero se cruzara la mirada conmigo. Había ocho mesas y cuatro camareros, suficiente para que no anduvieran muy estresados. La "descarga" de tensión al no encontrarse el jefe hizo que se bajara la guardia en el servicio.
Por favor, camareros, mirada alta y sonrisa en la boca. Quien lo lleve a cabo le aseguro que ascenderá rápido y se sentirá orgulloso, hay muchos clientes y jefes que saben agradecerlo.

8.- Aunque ya muchos lo hacen, es un detalle de cortesía por parte del hotel y muy de agradecer, depositar por la tarde una botella de agua mineral en cada una de las mesillas de noche acompañada de una pequeña vitola donde se explique que es por cortesía del hotel. El agua es un bien universal y no se debe cobrar. El vino también lo es pero esto ya son otros menesteres.


Como se ha podido observar, en este texto solo he hablado de cosas tan comunes como el agua, una mirada a los ojos, una sonrisa, una cama, una sábana, una llamada de teléfono, un plato.
No he hablado de caviar, ni de reverencias, ni de altanería ni de dinero. Tan solo he hablado de los pequeños detalles para hacer la vida agradable a los demás.

lunes, 17 de mayo de 2010

Diferentes tipos de camas de hotel




Como se puede comprobar son muchas las "amenities" de una habitación, y no he hablado de todas. Pero hay una que -sin duda- es la más importante, a la que no se le suele dar mucha relevancia. La cama. Uno puede hacer múltiples tareas en un hotel pero, seamos francos, dormir es la principal y, para ello, una buena cama es crucial.

Existen cadenas hoteleras que han registrado su tipo de cama para darle relevancia. Me parece muy bien. Westin, por ejemplo, tiene las ya famosas "heavenly beds" que, aunque pocos saben qué características tienen, claramente son identificadas por el nombre.

A lo largo de mi vida, sobre todo en mis tiempos de estudiante, he frecuentado todo tipo de hoteles. En la actualidad intento ser un tanto más selectivo pero me he encontrado grandes hoteles con camastros de muelles oxidados y catres no mucho más cómodos que una cama de fakir.

Me ha pasado de todo, camas que al tumbarte te absorben como arenas movedizas hata desaparecer; camas tan bajas que tienes que agacharte para entrar; camas con colchones de muelles que al moverte hacen ruido; camas convadas, es decir, con caída hacia un lado -tipo despide-yernos-... y todo esto en hoteles que no eran de carretera precisamente.

Ciertamente, como la cama de uno no hay ninguna. Eso todos lo tenemos claro. Una buena cama consta de un buen colchón y de un buen canapé. Los guardaespaldas ya han quedado un tanto obsoletos y acaban curvándose con el paso del tiempo. Los expertos en colchones aconsejan cambiarlo cada 10 años. Algunos hoteles no conocen esta regla.

Muchas veces hemos oído en la reserva: "dos twin se unen para formar una king". Cuidado. Si las dos twin son lechos de poca monta; su unión indisoluble formará una gran cama doble, el doble de incómoda.

Vestir una buena cama es un arte. Ya he hablado algo sobre ello en entradas anteriores pero es muy de agradecer sábanas de buen hilo y cubrecamas livianos que no sean criaderos de ácaros.

Todos sabemos que existen tres tipos de camas de hotel, la "twin" que se refiere a dos camas gemelas, separadas; la "queen", cama doble de matrimonio y la "king", cama doble de matrimonio de al menos, dos metros de ancho. No soy muy forofo de estas últimas pues parece que te pierdes dentro de ellas y en la cama -entre otras pocas cosas más- se duerme, no se juega al fútbol. Me quedo con el tamaño "queen", sería la cama de matrimonio de toda la vida. Quien me diga que hay otro tipo que es la "supletoria", le aconsejaría que abandonara mi blog.

Como apuntaba al principio, a mi juicio, Westin, se lleva el gato al agua en lo que a calidad y comodidad de camas se refiere. Hace pocos días me alojé en el "Westin Valencia" y mi descanso fue muy agradable.

En Europa pocos hoteles utilizan camas "Hästens", sin duda las mejores del mundo. Que yo conozca, el "Blakes" de Londres y el "Marbella Club" utilizan esta marca. Si puede permitirse el placer, le aconsejo que baraje esta opción para su descanso diario personal.

Si su cama de hotel deja mucho que desear y se levanta doblado o con moratones causados por los muelles del colchón, le recomiendo que con cortesía lo advierta a la dirección del local; ellos no suelen dormir en su propio hotel y, a veces, descuidan su estado. Sobre todo, los huéspedes que entremos después de usted, se lo agradeceremos.

Felices sueños.

lunes, 10 de mayo de 2010

The Westin Palace, Madrid









Web

Soy fiel seguidor de la cadena Westin, como se puede comprobar. Poseen clase, experiencia y tienen muy buena relación calidad-precio. Nada voy a decir de la web puesto que ya he comentado anteriormente otro Westin, el Palace de Milán. Me remito a lo allí reflejado.

Aspectos generales

No hay ninguna duda de que uno de los dos hoteles más emblemáticos de Madrid y, me atrevo a decir, de España es el Westin Palace. Junto con el Ritz Madrid forman un binomio inseparable e insustituible de clase y veteranía en el panorama hotelero español. Pero, como ya he afirmado en otras ocasiones, los altos estándares de servicio no son tareas conseguidas o batallas ganadas sino que en todo momento hay que estar al tanto de no bajar la guardia. La última vez que visité el Palace no me agradó tanto.

Reserva y Check-in
Éramos seis las personas que decidimos pasar el fin de semana en la capital española. Uno de mis amigos, conociendo mis gustos "sibaritas" -eso afirma que soy- quiso sorprenderme a mí y a mis amigos hospedándonos en el Palace. Íbamos a "escote" pero él se encargó de la reserva del hotel. Adelantó el dinero del viaje con el compromiso de que le entregaríamos cada uno nuestra parte correspondiente. Al enterarme de tal actividad, fui condescendiente y acepté agradecido no sin curiosidad por cual sería el resultado final.
Mi amigo, tuvo la "brillante" idea de reservar el hotel a través de los famosos talonarios de "bancotel". Ciertamente, no salió caro puesto que por 300 euros por pareja teníamos habitación (desayuno no incluido) dos noches en el Palace. El tipo- no mi amigo sino la habitación - era, lógicamente, la más sencilla, "deluxe".

Fuimos llegando a Madrid desde varios puntos de la península. Entra aquí mi primera queja. El check-in fue grosero. Y les voy a ser sinceros. Cuando se reservan habitaciones por métodos como el utilizado, he comprobado que el trato no es el mismo que cuando se procede a hacerla por los canales más protocolarios, por ejemplo llamando directamente al hotel, a través de la web de Starwood o Spg. Es triste pero es la realidad. La habitación no tenía nada que ver con la que me dieron en mi anterior estancia (también era "deluxe"), las maletas tardaron un siglo en subirlas a la alcoba y, si bien es cierto que el hotel estaba completo, parecía -intento dejar susceptibilidades aparte- como si fuésemos los últimos en prestarnos atención.

Con esto que acabo de comentar no quiero dar a entender que desaconsejo el Westin Palace de Madrid, antes bien al contrario. Quiero que se puedan tomar estas palabras a modo de mejora para futuras ocasiones. Espero que algún día los hoteles de lujo que trabajan con operadoras como Bancotel no traten a sus clientes como de segunda y, sobre todo, que mejoren los protocolos de actuación ante el hotel completo para no desmerecer ni un ápice en el servicio. La otra alternativa es que hoteles como este, no trabajen con estas centrales de reserva. Lo que no se debe hacer es "estar en misa y repicando".

Bien, dicho esto, la habitación amplia, muy alejada del ascensor con muebles de madera noble, televisión de las de antes, escritorio muy aceptable, moqueta (maldita moqueta), armarios empotrados con mucho espacio y cajones aunque muy gastados. El baño, algo viejo, también amplio con lavabo de mármol, toallas generosas, albornoz, "toiletries" de "Heavenly", en fin muy aceptable. Sucede que en emblemas como el Palace, el cliente debe valorar globalmente el conjunto del establecimiento. El bar "Palace" es el "lounge" más delicioso en el que he estado. Lugar de encuentro de muchas personas, con música en vivo, se disfrutan cócteles deliciosos. Mis amigos y yo acabábamos el día con una copa de champán en el bar. Las tiendas dentro del hotel como "Loewe", "Rolex", hacen que, junto a la maravillosa arquitectura del recinto, te puedas transportar con tu imaginación a la "belle epoque".

El Hotel

El desayuno no estaba incluido y mi acompañante y el resto de mis amigos no querían desayunar en el hotel sino en una churrería cerca. A mí me resultaba grosero pero, acepté con la educación que me caracteriza. No recuerdo bien el desayuno que recibí en el hotel la vez anterior que lo visité. Por supuesto el tipo buffet pero, si no lo recuerdo, no creo que sea esplendoroso.
De los restaurantes, el "Asia Gallery" ni idea. Ya saben mis lectores que no soy seguidor de esas culturas gastronómicas de oriente. De "La Rotonda" no lo conozco tampoco. Solo recuerdo que es allí donde se sirve el desayuno.

No me tomen a mal pero Madrid es la ciudad de Europa más cualificada para comer bien. Por citar los visitados con mis amigos, la primera noche nos acogieron en el magnífico y emblemático "Horcher", muy cerca del hotel. Al día siguiente, soy un tradicional -lo siento- almorzamos en "Lhardy" y cenamos en un sitio que no me acuerdo (mejor no acordarme) de la calle Jorge Juan. Cuidado con esta calle pues sus restaurantes son como la flor de tigre, que solo dura un día. Es decir, decoración preciosa pero un jueves está de moda y al sábado siguiente hay una tienda de iluminación porque el restaurante ha cerrado. Bueno, miento. Me acuerdo del nombre pero no lo diré.

Check-out

¡Uff! ¡Madre mía! Aunque luego rectifiqué, juré no visitar más el Palace por lo complicado que fue nuestra salida. La noche antes, en el bar Palace ya habíamos ajustado cuentas con nuestro amigo y él se encargó de hacer el check out. Como saben, los bancotel son talones que se entregan en recepción a la llegada y a la salida hay que pagar el IVA y los "extras" que se hayan consumido una vez respondida la impertinente pregunta sobre las consumiciones del minibar. Como nuestros cócteles y champán los abonamos en el bar directamente, restaba el IVA del precio de la habitación y dos noches de parking para tres coches. La factura indicaba dos noches de parking para seis coches (como si fuera una convención automovilística) por lo que hubo que rectificar. Media hora después de haber indicado de que nos acercaran los coches, empezó a aparecer el primero, que casualidad que fuera mi vehículo. Ya en ruta me di cuenta de que me faltaba la antena y los cuatro "taponcillos" que se enroscan a la válvula de inflado del neumático. No protesté posteriormente pero aún hoy me pregunto quienes serán los que "guardan" los coches en el parking del Palace. Procedí velozmente a comunicarme por teléfono móvil con mis amigos para ver si habían notado alguna sustracción o anomalía en su transporte; felizmente me contestaron que no, eso sí, lo mio se lo tomaron a guasa.

Espero que mi comentario pueda ayudar a mejorar la carencia en el trato y en el servicio de, como decía al principio, el hotel más emblemático de España. Aún así, entrar por la puerta del Westin Palace de Madrid es una bocanada de lujo, clase y distinción que el paso del tiempo no altera, antes bien enriquece.



martes, 4 de mayo de 2010

Las "amenities" que están de más y las que no pueden faltar

Viene de "Qué son las amenities y qué son las toiletries"

En el capítulo anterior hemos hablado de las "toiletries" que, a mi juicio, deben exisitir en cualquier hotel que se precie.

Ahora entramos de lleno en el maravilloso campo de las "amenities" de la habitación.

Unas zapatillas, a ser posible con el emblema del hotel bordado, son imprescindibles. Suelen venir precintadas con un plástico que -en el "turndown" si no lo hemos hecho nosotros antes- deberán quitarlo y dejarlas al pie de la cama. En el caso de que el hotel utilice suelo de moqueta o criadero de ácaros (son sinónimos), las zapatillas son más que imprescindibles. Se agradece talla más grande para el caballero.

Siempre habrá encima del escritorio o en algún apartado, mínimo dos copas BOCA ARRIBA, para lo que el huésped estime oportuno.

Un calzador dentro del armario nunca faltará, a ser posible de los de mango largo.

Cualquier sistema para lustrar zapatos, ya sea esponja autobrillante, paño o limpiador automático. Todo ello ayuda a que el viajero desahogue su bolso de viaje.

El aire acondicionado y la calefacción deben de tener sistemas de autoregulación por parte del cliente. Detesto las calefacciones centrales que sólo pueden ser amortiguadas abriendo ventanas. Y, por favor, la dirección debe cuidar que los sistemas de refrigeración sean absolutamente silenciosos.

El set de costura merece un estudio aparte. Es tan inútil que solo vale para acrecentar el síndrome de Diógenes del que ya he hablado en otras ocasiones. Esas agujas de papel junto a esos hilos e imperdibles de juguete vegetarán en los cajones del domicilio del roba-amenities por los siglos de los siglos. Además, en la actualidad, ni hombres ni mujeres sabemos coser ni un botón, ¿Qué sentido tiene, por tanto, el set de costura?

Un minibar no inteligente. Me explico. El minibar, en primer lugar, debe estar bien refrigerado. Los he visto que calientan más que enfrían. Por otro lado, debe ser silencioso. Me he encontrado con algunos que he tenido que desenchufar por la noche para conciliar el sueño. Por último, están prohibidos por groseros los que tienen un sistema robotizado que, en cuanto levantas una botella de lo que sea, queda registrado en recepción que la has consumido. Eso es de pensión de mochileros maleducados; deja al cliente como un embustero y siempre causa problemas en la factura.

Existen dos amenidades que no deberían entrar en este campo pues hablando con propiedad no lo son. Sucede que, son ya tantos los hoteles de lujo que no cuidan estos dos detalles que me he visto en la obligación de introducirlas en este apartado.
Lo primero es que en una habitación debe haber MUCHOS enchufes. Estamos inmersos en la era tecnológica y, como los calcetines, llevamos puesto encima cantidad insufrible de aparatos que requieren recargarse. Es humillante -a mi me ha pasado- tener que tirarse al suelo en posturas poco finas para quitar, por ejemplo, el enchufe de la mesilla de noche o del televisor para conseguir poner un móvil o pda a cargar. Siempre debe haber varios enchufes disponibles y deben estar accesibles.
Lo segundo es el problema de oscuridad. Señores hoteleros ¿Por qué no podemos conseguir oscuridad total en nuestras habitaciones? Comprendo que las persianas pueden destrozar un diseño de fachada pero hay que dar remedio a que sean las seis de la mañana y que la claridad campe por sus anchas en mi dormitorio. Y no me intenten convencer con estores o cortinas opacas, siempre queda algún rescoldo por tapar.

Cuidado con los sistemas de televisión de "pago por ver"en la televisión. Algunos tienen un mando a distancia tan difícil de utilizar que debes hacer un master previamente. Otros, sencillamente, no funcionan. Es detestable una "amenitie" que no funciona. Me parece de mal gusto esa información que se deposita en algunas habitaciones sobre las películas que puedes comprar ese mes. Sobre todo si son porno. Prometo que una vez ví una reseña sobre "Mary Pompis", qué grosería.

Algunas veces he visto encima del escritorio papel timbrado con mi nombre en tarjetas de visita y sobres. No me parece necesario pero es un detalle.

Es siempre necesario un fácil y cómodo acceso desde la cama a los interruptores para apagar TODAS las luces de la habitación. No hay cosa que más moleste que acostarte y ver que una luz ha quedado encendida y tengas que levantarte para apagarla.

Una bolsa, a ser posible de tela, con el emblema del hotel es siempre muy bien acogida por el cliente.

Un espejo grande fuera del cuarto de baño. No soporto tener que mirarme en el espejo del pasillo del hotel.

Una buena carta de almohadas siempre se agradece y mucho más una variada carta de sábanas, esto último es para nota.

Hoy en día es imprescindible una cobertura wifi para poder conectarse a Internet.

Una máquina de café o té siempre es bien recibida. Mejor una tipo "Nespresso", las que calientan agua -muy usadas en Reino Unido- las considero un tanto sucias. Es de mezquinos cobrar este servicio.

Cualquier hotel de lujo debe tener un servicio de habitaciones las veinticuatro horas del día, cocina incluida.

Agradar cada mañana con un periódico es de muy buen anfitrión. Cobrarlo es de cicateros.

Están de moda las consolas "iPod", buen detalle. No imprescindible.

Aunque sea 15 de agosto, una manta precintada con funda dentro del armario nunca está de más.

Se me olvidaba la caja de seguridad. Mejor depositarla a un lado dentro de un armario. Con mecanismo simple, por favor, que no haya que ser un ladrón de bancos para abrirla.